Mientras Argentina no trasmite seguridad en la relación bilateral y retrocede su influencia relativa sobre la economía uruguaya, Brasil sigue avanzando paso a paso y la vieja política del equilibrio entre las partes va perdiendo vigencia.
El relacionamiento económico entre los países se da a través de varios canales. El más obvio es el comercial, tanto de bienes como de servicios. Pero existen otros muy importantes, tales como la integración energética, los flujos de inversiones, los movimientos a través del sistema financiero y las obras de infraestructura binacional.
Durante la década del noventa Argentina era el principal socio económico de nuestro país y en varios de los canales mencionados su rol era preponderante. Los lazos eran comerciales, pero también financieros y había un flujo de inversiones de ese origen importante, dirigido fundamentalmente al sector turístico.
En la última década esa relación se debilitó. Argentina se aisló del mundo, concentrándose en sus problemas internos. Como resultado de ello adoptó una serie de medidas que afectaron a nuestro país. El más notorio fue el bloqueo de los puentes sobre el Río Uruguay durante varios años, pero también cabe señalar las sucesivas trabas en materia comercial. En tal sentido, los encuentros al más alto nivel entre los gobiernos de ambos países son muy importantes para superar los desacuerdos, aunque la experiencia nos muestra que no cabe esperar mucho de ellos.
Las trabas existentes y los cambios que se fueron dando en el país en la última década determinaron que aquella estrecha relación, que hizo pensar a muchos con cierta razón que la suerte de Uruguay estaba atada a la de su vecino, se debilitó. Una serie de indicadores lo reflejan. En primer lugar las políticas cambiarias vigentes en cada uno de los países. Durante los años noventa los arreglos cambiarios en ambos márgenes del Plata fueron similares, sistemas de tipo de cambio fijo, en particular el uruguayo, que seguía al del socio mayor.
A través de este canal se formaron varios precios en nuestro país. Es más, en aquellos años se dio una situación de alta competitividad de los productos uruguayos frente a sus similares argentinos. Tan importante fue esa relación, que fue la devaluación argentina de diciembre de 2001 la que desencadenó la crisis posterior en nuestro país.
Hoy la situación es otra, en Uruguay rige un sistema de flotación sucia, que sigue muy de cerca al real. En tal sentido, el mecanismo de trasmisión de precios cambió, siendo actualmente Brasil el referente. Así como en los noventa, era Argentina el mercado frente al cual la competitividad era muy alta, en la actualidad es Brasil.
Del El País
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HORACIO BAFICO/GUSTAVO MICHELIN
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